Luego de la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, parte de su Estancia de San Miguel fue adjudicada a la Orden Franciscana de Propaganda Fide.
Los nuevos ocupantes instalaron allí el Convento de San Carlos Borromeo y no tardaron en abandonar el casco frente al Carcarañá, para pasar a poblar la bajada de San Lorenzo.
Está ubicado en la localidad de San Lorenzo, a 31 kilómetros de Rosario.
Dado el estado de deterioro del casco original, los religiosos franciscanos iniciaron en 1792 la construcción de la capilla y del claustro, que posteriormente fueron ampliados hasta configurar el conjunto actual.
En el año 1796, se produjo el traslado definitivo desde la vieja Estancia del Carcarañá y comenzó a construirse el claustro principal.
Este se encontraba en obra cuando en sus cercanías, el 3 de febrero de 1813, se produjo el histórico Combate de San Lorenzo, entre las tropas españolas y los Granaderos al mando del General José de San Martín.
El templo fue comenzado en 1807, según el proyecto del maestro Juan Bautista Segismundo, autor de la Recova de Buenos Aires, y su fachada fue emprendida a mediados del siglo XIX, a cargo del maestro T. Guillón.
El conjunto de obras está compuesto por el Convento, la Iglesia, el Seminario, el Colegio de Nuestra Señora de la Misericordia y el Colegio San Carlos.
Estas construcciones incluyen los claustros principales, refectorios, celdas, entre ellas las que ocupó el Libertador. Además, biblioteca, Salón De Profundis y otras dependencias.
En ellas convive la arquitectura colonial junto al estilo neoclásico francés. En las mesas del refectorio fueron curados los americanos y españoles heridos en el combate. En el comedor, utilizado como hospital de sangre, murió Juan Bautista Cabral.
En la huerta se enterraron los muertos de dicha acción de guerra. En el lugar, actualmente funciona el Museo Histórico del Convento San Carlos, el cual posee varias salas de exposición. Estas incluyen la Capilla Antigua, con una muestra de arte religioso; el Cementerio Conventual, donde se encuentran las tumbas de los religiosos fallecidos; y una urna, señalada con el Escudo Nacional, que contiene los restos de los caídos en el combate de San Lorenzo. Un dato histórico memorable es el hecho de que en esta celda se alojó el coronel San Martín.
Otras salas importantes son las destinadas a Hombres y Hechos, a la Construcción del Convento, a Objetos, a la Botica y a la Obra de las Misiones Franciscanas.
El Refectorio era el comedor de los religiosos; y en tiempos de combate fue utilizado como hospital de sangre. En otras oportunidades, dicho salón ha sido utilizado por presidentes para firmar acuerdos.
Por último está la Celda, donde agonizó el Capitán Bermúdez por once días.
Frente al convento se hallan el Monumento a la Batalla de San Lorenzo y el Campo de la Gloria.
En la parte posterior, sobre la avenida San Martín, aún crece el pino en cuya sombra el Coronel San Martín escribió el parte de la batalla.